Club chico, pasión grande

viernes, octubre 16, 2009 by Federico Sanz de Urquiza

Club Atlético General Lamadrid

Club chico, pasión grande

Lamadrid es un club que se hizo de abajo y va creciendo de a poco pero que es tan grande como la pasión de sus hinchas. A continuación te contamos cómo se formó, cual es la relación con la cárcel, cómo influye la televisión, los operativos policiales y como afecta a los pequeños clubes que no haya tribuna visitante.

A un dìa del festejo del céntesimo cuarenta aniversario de la Revolución de mayo en 1950, ocurría algo especial: el nacimiento de un club que cambiaría la vida de un barrio para siempre. que con poco que ofrecer y apenas unas 15 personas que conformaban su comisión directiva, terminó ganándose muchos admiradores. El barrio es Villa Devoto, el club es el Club Atlético General Lamadrid.

En 1956, el club que sólo contaba con una canchita de fútbol y otra de bochas, se afilió a la AFA y empezó a competir profesionalmente. Su debut fue como visitante ante el Club Muñiz, al que venció 2-1. En 1963 se creó un gimnasio de 700 metros cuadrados apróximadamente, donde se desarrollaban actividades como: patín, handball y baby fútbol, en 1957 había sido una cancha de básquet. En 1977 el club salió campeón de la Primera D, y ascendió a la C, pero en 1982 volvió a la D. En 1983 dirigido por Juan Carlos “El Chango” Cárdenas (el del gol de Racing contra el Celtic de Escocia) volvió a la primera C hasta 1984. En 1995 ascendió de nuevo de la mano de Juan Manuel Guerra, quedándose a un pasito de ascender a la B metropolitana en 2 ocasiones, hasta que logró el hito histórico en 1998.

A la derecha del estadio Enrique Sexto (ex presidente del Club) hay unas casas y la cancha de bochas. A la izquierda lo que se ve no es tan prometedor. A diez metros de la cancha, está la imagen que le da el apodo al club: “El carcelero”. La cárcel de Villa Devoto, que con su particular coraza amarilla, prohíbe ver las cosas que pasan adentro, la ropa colgada de las rejas, demuestra las condiciones en las que vive la gente que se encuentra allí.

Lamadrid es único

La cancha tiene alma de potrero. Un ex-médico del club comentó señalando al área que da a la puerta del club: “Ese pozo que está allá, hace 30 años que vengo y todavía sigue estando el mismo pozo”.

El presidente, Pablo Gonzalez Crivari, es hincha desde el día que pisó el estadio de Lamadrid en 1979. Es una persona calmada con rulos y unas canas demás. Como presidente del club, no le da vergüenza pedir ayuda para que los hinchas, colaboren con él. Antes del comienzo de cada partido vende rifas para aumentar la recaudación de la fecha que no es mucha, (apróximadamente 1200 pesos) a cambio de una camiseta del club que se pasará a sortear en el entretiempo.

Mario, otro de sus socios e hincha de toda la vida, explicó que el sentimiento es distinto al que se siente en un club de primera: “Se vive de otra manera. Estás colgado al alambre y tenés al jugador delante tuyo. No es como en primera que estás en la tribuna y lo ves a 50 metros. Soy hincha de Huracán y no le doy bola por Lamadrid. Es otra cosa, es más en familia. Hay algunos jugadores que se vienen de provincia, el club se hace querer” concluyó.


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